2454 - Introspección
Tiempos nublados me hacen sordo y ciego.
Si atraviesan la piel, como estocada
del recuerdo insistente, marginada
dejo la vida, y a la muerte llego.
No olvido lo que fue, ni lo reniego,
ni tampoco agonizo en retirada.
Con el alma en sí misma amurallada,
mis sentidos renuncian a su juego.
Solo, y dentro de mí, se empequeñece
cada error cometido, y enmudece
cada invectiva hostil de lengua ajena.
Me analizo a mí mismo, en mi penumbra,
retirado de un mundo que acostumbra
a inflar los egos, y nos desordena.
Los Angeles, 14 de septiembre de 2010