2562 - Fuiste una vez
Fuiste una vez el ansia que ya no eres,
la sombra y voz que ya no van conmigo,
el afecto en que ya no me prodigo,
y hoy la ausencia en que lentamente mueres.
Un tiempo fuiste daga, ya no hieres;
ni me interno en tu mies ni en ella espigo;
y al no tener madera de mendigo,
no impetraré tu vuelta o que me esperes.
El olmo seguirá temblando al viento,
el arroyo en su canto o su lamento,
y en su locuacidad el estornino.
Como ahora están, continuarán las cosas.
No suelen germinar las mismas rosas
que agostara la escarcha en el camino.
Los Angeles, 8 de febrero de 2011