259 - Seducción
Seductora llegaste, y sometido
a tu poder quedé. Mi alma indefensa
rindió sus facultades; ya no piensa,
y su sentir me tiene seducido.
Sólo una vez recuperé el sentido,
y hallé mi libertad sin recompensa,
nube plomiza, amenazante, densa,
en cuya oscuridad me vi perdido.
Ya sólo soy quien eres, pues no tengo
ni cuerpo ni alma propios; me sostengo
de la energía que de tí absorbí.
Al incendiar mis huesos con el fuego
de tu pasion, me hiciste sordo, y ciego,
y mudo, y muerto…excepto para tí.
Los Angeles, 30 de agosto de 1999