2903 - Balcones (VI)
El crepúsculo acecha, y oscurece.
Por las aceras se despierta el ruido;
el día va apagándose, vencido,
y la noche se enciende y reverdece.
Ciudad de doble luz. La que se ofrece
de madrugada al brazo decidido,
y la que reverbera en la libido,
a la barra del bar, cuando anochece.
Desde mi altura, en el balcón, advierto
la búsqueda incesante en el desierto
de tantos cuerpos desprovistos de alma.
No sé si me complazco o me atribulo.
Te miro, junto a mí, y me congratulo
de este nido, este vértigo, esta calma.
Los Angeles, 15 de febrero de 2012