2908 - Lluvia (III)
Llegamos a tu puerta. Tu semblante
se entenebrece, y en tus ojos veo
la tenue luz del íntimo deseo
de que se hallara mucho más distante.
No sabes qué decir por un instante,
mas al fin, tras ligero titubeo,
me invitas a subir. Qué burbujeo,
al fondo de mi entraña, espumeante.
‘Sólo un café, que temple y agilice
los miembros ateridos.¿Quién nos dice
si brindará el azar otra ocasión?’
Y hubo café. Y hubo también un beso.
Y hubo tal engranaje que confieso
no recordar el plano del salón.
Los Angeles, 17 de febrero de 2012