2912 - Lluvia (VII)
Y a la orfandad volviste de tu casa,
volviéndote a mirarme tantas veces.
Te alejas, sí, mas no te desvaneces;
no se extingue el calor, queda en la brasa.
Es el amor sublevación que arrasa
cuanto encuentra a su paso, y tú me ofreces
peligro y convulsión, y me estremeces,
mas quien pierde en él, vence, no fracasa.
He aprendido tus puntos más genuinos,
y a ellos regresaré, por los caminos
que hacia tu íntimo entorno me has abierto.
No soy ya aquél que hace unos días era,
pues de mí tu trasfondo se apodera,
y a la vida, a tu vida, me despierto.
Los Angeles, 19 de febrero de 2012