304 - Año nuevo
Al fin sonaron doce en la campana,
y abrióse entre los dos años el puente;
miré a ambos lados: Nada diferente,
ver ayer es ver hoy y es ver mañana.
Nada cambia en la vida cotidiana,
agua que arrastra el río en su corriente,
ya con murmullo claro y sonriente,
o con las lágrimas que el duelo hilvana.
Y así vamos al mar, con paso lento,
retardando en meandros el momento
de nuestra propia desembocadura.
O quizá en rapidez de torrentera,
indiferentes a cada ribera
que al pasar nos ofrece su hermosura.
Los Angeles, 2 de enero de 2000