3045 - En el pinar
Era el pinar trivial durante el día,
vocerío de niños en el juego,
de meriendas camperas, y trasiego
de gentes en aprecio o apatía.
Al ocaso cobraban lejanía
fárrago y multitud, brotando luego,
entre la sombra, el plácido sosiego
que convoca al amante a la osadía.
A través del ramaje se filtraban
tenues rayos de luna, que arañaban
la tiniebla con tibia suavidad.
Y allí, sobre la hierba, en la espesura,
dialogamos sin voz, que es la más pura
forma de transmitirse la verdad.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012