384 - Amante
No quiero ver tu amor, águila herida
falta de dirección, perder altura;
ni barrotes, cadena y cerradura
dejándome en exceso protegida.
Más que supervivencia quiero vida,
con más imprecisión, menos cordura;
¿no ves que la costumbre desfigura
la ilusión, con su impronta establecida?
Un día inesperado satisface
más que un mes de indudable desenlace;
te prefiero, a inquilino, visitante.
Sorpréndame tu acción imprevisible,
y me hallarás sin dudas, disponible…
No seas mi marido, sé mi amante.
Burgos, 6 de octubre de 2000