39 - Lamento de la Amante
Deposité mi cuerpo entre tus manos
y te abrí el manantial del sentimiento;
te embriagaste de mi al estar sediento,
y tus deseos fueron soberanos.
Ni inaccesibles fueron ni lejanos
mis sentidos, y fue mi ofrecimiento
absoluto, leal, sin desaliento,
y nunca fueron mis impulsos vanos.
Has consumido mis mejores años;
y ahora desciendes el telón sobre ellos,
marchando en una nueva dirección.
Te alejas cual si fuéramos extraños,
despedazando los momentos bellos
atesorados en mi corazón.
Madrid, 5 de octubre de 1997