429 - Monólogo de la mujer escéptica
Desdeñosa del que acaricia y besa,
a la emotividad indiferente,
me ciñe identidad independiente
que ni sabe de amor, ni le interesa.
Quien ama lleva sobre el rostro impresa
la marca insulsa del adolescente;
mi madurez ni avala ni consiente
la falsedad sellada en la promesa.
Nunca dos serán uno. Los amantes
dormirán en costumbre, o caminantes
avanzarán por líneas paralelas.
Más que piezas que mutuamente encajan,
llegarán a adversarios que se ultrajan;
serán almas perdidas, no gemelas.
Los Angeles, 6 de marzo de 2001