457 - Húmedo sueño
Eres el árbol que trepé dormido,
palmo a palmo, en impulsos y sudores,
brazos asiendo ramas en temblores,
y vientre al tronco en júbilo ceñido.
Sin sentir la aspereza del vestido,
corteza que arrancaran los calores,
avancé entre las ramas inferiores,
y en verde fronda me detuve erguido.
Un aire cálido agitó las ramas,
pareciéndome estar envuelto en llamas,
pero elegí abrasarme antes que huir.
Y el fuego ardió, fundiendo mi firmeza,
y en fuego desperté, y en la certeza
de que un día tú lo hayas de extinguir.
Los Angeles, 27 de mayo de 2001