468 - Al interior (III)
Pude verte hoy al fin, mas sin llamarte,
habiéndote esperado no sé dónde;
quizá porque tu ser en mí se esconde,
y eres de mí vital, íntima parte.
Tu hogar vacío está; ¿cómo culparte
si nadie a mi señal abre o responde?
quien conocerte quiera, que en mí ahonde,
porque yo soy tu hogar, y tu baluarte.
Por eso hice un sondeo en mi consciencia,
revelándose al punto tu presencia
donde debiera haber buceado antes.
Ya no saldré en tu búsqueda. Te tengo.
Contigo voy, y soy, y estoy, y vengo;
perfecto acoplamiento: Dos amantes.
Los Angeles, 27 de junio de 2001