47 - Tu hija
¡Dime cómo es tu hija, amiga mía!
¿Ha heredado tus ojos soñadores?
¿La has dado un alma abierta a los amores?
¿Es, como tú, a la vez dulce y bravía?
Como entonces, te veo todavía,
suave al contacto, incierta en los temblores;
y sé que ni alegrías ni dolores
habrán cambiado tu fisonomía.
Si los años quizá te han alterado,
has renacido en tu hija esplendorosa,
y así un triunfo mayor habrás logrado.
Ha surgido una rosa de otra rosa,
y es como si te hubieras transformado
de la crisálida en la mariposa.
Madrid, 17 de octubre de 1997