617 - Nuevo Argos
Al cachorro siberiano de Paola
El lobo de la estepa siberiana
duerme en el fondo de sus ojos tiernos,
tal vez en sueños de álgidos inviernos,
de troikas avanzando en caravana.
Es mes y medio en suavidad de lana,
aprendiendo su olfato a conocernos,
es ovillo de piel que puede vernos,
diminuta escultura en porcelana.
Casi encaja en el hueco de la mano;
su ladrido infantil es tan humano
que sería palabra de otro idioma.
Los pies revelan su naturaleza,
porque entre su afelpada gentileza
desafiante centinela asoma.
Los Angeles, 20 de abril de 2002