646 - Luz y sombra
Quiero pensar, debo tener fe ciega
de que si hay sombra no ha de ser de acero;
que si imparte al paisaje un tono austero,
al fin sobre sí misma se repliega.
Y que la luz que fulgurante llega
con vigor matinal, hará el sendero
menos desolador, más llevadero,
hacia la meta en que el amor se entrega.
A veces te veré con el plañido
de quien en soledad y oscurecido
siente que se le fue la primavera.
Hoy te veo en la luz, feliz, radiante,
con la sonrisa abierta del amante
que ve el pasado y el mañana espera.
Los Angeles, 22 de junio de 2002