67 - Sólo en la noche
Al pie de tu ventana, tembloroso,
fría lluvia en la piel, mudo el ladrido,
sus ojos, de mirar triste y perdido,
piden verte en el marco luminoso.
Ensimismada estás en el reposo
de un sueño ya despierto o ya dormido,
sin percibir el singular gemido
del animal que aguarda silencioso.
Y, al asomarte, ves como testigo
la inmensa soledad de su mirada,
y el revivir de su esperanza muerta.
Y le admites en casa, como amigo,
sin preguntarle ni exigirle nada...
Fui yo, mi amor, quien franqueó la puerta.
Los Angeles, 22 de diciembre de 1997