810 - Tú, mi arrecife
Hoy me niego a seguirte; estoy cansado;
cansado de esperar, de andar a solas;
cansado de avanzar como las olas
para morir contra el acantilado.
Ah, mi arrecife lóbrego, escarpado,
que en luz de sol y luna te aureolas,
rojo de sangre más que de amapolas,
no por inmóvil menos despiadado.
Vine hacia ti en elevación de pecho
de marea creciente, y fui deshecho,
por tu aspereza amarga, en blanca espuma.
Y lo intenté de nuevo, tantas veces,
y en tu rechazo me estrellé, que ofreces
sólo un perfil hierático en la bruma.
Los Angeles, 16 de junio de 2003