875 - Subir, caer
Perenne efecto de montaña rusa
en el itinerario de mi entraña,
fluctuando entre alcázar y cabaña,
de mano abierta a codo que rehusa.
Ah, venas visionarias, mente ilusa,
tejedoras de idílica maraña,
utopía que ensalza, y pronto engaña,
y a la que damos nueva fe y excusa.
Tantas veces subí a lomos del gozo,
tantas caí a los cascos del sollozo,
subir, caer, subir, seguir cayendo...
No sé si desertar beso y mirada
por evitar codazo y dentellada,
o entre sonrisa y sangre irme muriendo.
Los Angeles, 24 de agosto de 2003