890 - Amor de cobardía (II)
Qué amargor en tus labios, qué aspereza
la de tu piel, que no acaricia, araña;
el brillo en la pupila cómo engaña,
y cómo el sexo queda en la corteza.
Vienes cubierta de otro; la cabeza
poblada de horas en febril maraña
de su tiempo y el mío; te acompaña
su húmedo olor, te aguarda mi tristeza.
Tus palabras de amor son como el eco
de las que él escuchó, clavel reseco
para mí, que en él fuera lozanía.
Medrosa el alma ignora su experiencia,
la mente audaz susurra indiferencia,
y persisto en amor de cobardía.
Los Angeles, 6 de septiembre de 2003