895 - Descanso
En esta tierra que a diario riego,
junto al geranio en flor y a la palmera
ceñida en verde por la enredadera,
a la sombra del roble me repliego.
Sobre la hierba anclado, el mar navego
de nubes altas, trepo cordillera
de espumas en el cielo, y a la espera
quedo de hallar idílico sosiego.
No consiguen mis huesos el reposo;
las inquietudes, tensas en su acoso,
me asfixian la razón, me hacen la guerra;
y olvido que la más genuina calma
no yace en el cerebro ni en el alma,
sino más bien dos metros bajo tierra.
Los Angeles, 8 de septiembre de 2003