918 - Ascensor
Tan jóvenes tus labios, tan sedosos,
pétalos sobre el agua, canto mudo,
aleteo sutil de ángel desnudo,
tacto febril en dedos temblorosos.
Tan diáfanos tus ojos, luminosos
vestíbulos del alma, a donde acudo
si de mi misma suficiencia dudo,
mis propios ojos ruegos silenciosos.
Vamos al siete; quién me diera ochenta,
subida en exclusiva, lenta, lenta,
a fin de que este beso no termine.
Déjame que te bese en esta calma,
y aunque no logre arrebatarte el alma,
que de algún modo junto a ti camine.
Cantabria, 22 de octubre de 2003