919 - Luz, sombra
Era la débil luz amarillenta
que alumbra en tonos lúgubres la estancia;
era la única luz, en mi ignorancia,
luz casi ciega, de calor exenta.
Dentro del alma, trémula y hambrienta,
fue sol de mediodía; qué distancia
de imaginar a ser, qué discrepancia
de infiel silencio a grito que revienta.
Por fin, al borde mismo de la cama,
extinguióse la luz, murió la llama,
toqué la oscuridad, abrí la puerta,
y salí al exterior; la luz del día
era suave caricia; amanecía;
en la alcoba la sombra estaba muerta.
Castilla, 28 de octubre de 2003