924 - Indefinidamente
Sabe mi nuca el tacto de tu mano,
y mis manos conocen tus mejillas;
mas tanto ignoro en todas tus orillas
como arroyo perdiéndose en el llano.
Sólo te tuve un día; tan cercano
y tan fugaz me vi, que las rodillas
me tiemblan todavía, a tantas millas,
e indefensa en mis noches te profano.
Tal vez un día junto a ti amanezca,
el tiempo de verdad nos pertenezca,
y se dilate indefinidamente;
tersa rosa que nunca se marchita,
palabra de oro sobre bronce inscrita,
ansia febril que nunca se arrepiente.
Sobre las nubes, 30 de octubre de 2003