925 - Sonia a los cuatro años
Tan chiquita, y resbalas por la vida
precipitada, a ritmo de torrente;
nada de lago en ti, si una vez fuente,
no fluyó en placidez adormecida.
De risas y ajetreo entretejida
a lomos de un tapiz irreverente,
que sólo al verlo se alza en el ambiente
pleno gozo de clara amanecida.
Eres luz, cascabel y castañuela,
tu voz en permanente centinela
para gritar sonrisas al oído.
Profuso revoltijo de alegrías
desmenuzando al sol melancolías,
que al punto de llegar, por ti se han ido.
Los Angeles, 2 de noviembre de 2003