930 - Mar y luna
Dos amantes retuercen filigranas
sobre tu piel desnuda, ávido trío
de calma, convulsión y escalofrío,
con que en diáfanas noches te engalanas.
La luna es placidez; en las ventanas
rasguea los cristales tibio envío
de su luz plateada, otro rocío
como el que mudo cae por las mañanas.
El mar es algarada, sacudida,
incitación perpetua que convida
a vaivén de vivir, riesgo de muerte.
Y tú en paréntesis de mar y luna,
tercera amante, que si el mar acuna,
la luna sale ya sólo por verte.
Los Angeles, 10 de noviembre de 2003