931 - Dos palmos en la tierra
He contado, hasta ayer, cada derrota,
enterrado a los muertos de mi guerra,
llamado a cada puerta que se cierra,
bebido en cada fuente que se agota.
Esta línea de vida está hoy ya rota,
y nada en mí a la indignidad se aferra;
señor soy de dos palmos en la tierra
sobre los cuales mi existencia flota.
Si alguien tal vez me invade o me atropella,
sólo me robará la breve huella
que en el sendero dejará mi pie.
Insustancial, minúsculo trofeo,
por el que no me inclino ni peleo;
mas nadie volverá a usurpar mi fe.
Los Angeles, 10 de noviembre de 2003