946 - Dos manos
Tienes sólo dos manos, y parecen,
sobre mi piel, gavillas de a cuarenta;
a su contacto un arsenal revienta
de múltiples caricias que estremecen.
Creí verlas dormir; no se adormecen,
siguen su ritmo en consonancia lenta;
donde su habilidad se sedimenta,
nervios gritan, rumores enmudecen.
Trastorne tu contacto mi sentido,
en lo ingenuo, lo ardiente, lo prohibido,
en reconocimientos sin fronteras.
Multiplicadas van, ya dos legiones,
manadas de corderos y leones,
laboriosas, perennes viajeras.
Los Angeles, 27 de noviembre de 2003