Brevería 1841
No importa cuántos ríos hacia la mar descienden,
ni su caudal, ni el tajo tallado en el paisaje,
ni si el olmo y el sauce de sus aguas dependen,
sólo mi río importa, su flujo, su lenguaje.
No hacia dónde se encauza, sino si va conmigo,
si cantan sus rumores al ritmo de mi canto;
tiene sendero abierto, porque a nada le obligo,
pero sé que algún día se llevará mi llanto.
mayo de 2008