Brevería 1892
Cansado de esperar, y tú cansada
de que, alguien que debió llegar, no venga;
¿cómo articularía yo una arenga
si mi aliento se bate en retirada?
Dejemos de aguardar, ya nos tuvieron
y renunciaron a seguir; unamos
las manos y los ojos, y vayamos
en paz y amor por donde no quisieron.
julio de 2008