Brevería 1995
Cruzan frente a mi puerta doncellas y guerreros
de otros siglos; se escriben, a daga y tinta roja,
nuevos Apocalipsis, más tragicos, más fieros;
y el calendario, exangüe, gasta la última hoja.
Vacías ya las casas, y las calles vacías,
no hay color ni sonido sobre el paisaje inerte;
nace una larga noche, se acabaron los días,
se inaugura el imperio lúgubre de la muerte.
Ya no importa si fuimos amados o si amantes,
ya no hay después, ni ahora, ni mucho menos antes.
enero de 2009