Brevería 2147
Se despierta en el cuenco de su mano
tierna gacela que a león aspira;
yérguese en rigidez, aún es temprano
para ensayar rugido, pero mira
con su ojito de cíclope menudo
a la extática, bella domadora
circunvalándole en abrazo mudo;
y decide al momento: Ya es la hora.
octubre de 2009