Brevería 3100
Me confieso en la voz de mis poemas,
que saben todo cuanto pienso y hago,
mi amor, mis transgresiones, mis dilemas,
la piel que me arde, el agua en que naufrago.
No pido absolución, pues mis tropiezos
innatos son a mi heredad humana,
ni he menester de penitencia o rezos.
Soy, en el campanario, otra campana.
noviembre de 2013