Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Íntimo lenguaje
Brevería 1213
Aunque tu mano anide en otra mano, aunque uno sólo os proclaméis los dos, siempre hay un beso de sabor lejano que de algún modo está diciendo adiós.
Huellas del beso
No sé por qué tus labios me despiertan besos lejanos que jamás me diste; no saben desterrarlos, o no aciertan a dejarlos dormir. Cuando viniste, rozándome la carne, de puntillas, nadie te vio, nadie escuchó tu paso, sino un temblor ligero en mis rodillas, trémulo de enfrentarme a otro fracaso. Cuántas veces idéntico sendero nos conduce a dispares objetivos, y en el nuevo, no vemos que el primero aún nos mantiene en su poder cautivos. Y no sirve pensar que lo pasado pasado está, que nunca ha de volver; ayer, más que un diseño ya borrado, es espectro que vuelve a aparecer. Y así fluye la vida, una amalgama de incidentes que fueron, y que son, que no se desvanecen; una trama de dolores, de olvidos, de ilusión; como rosa que cada primavera asiduamente en el rosal florece, nube inquieta, incesante viajera, o estrella que a la aurora palidece. Quizá tus besos son evocadores de nube transeúnte, antigua rosa, o estrella cuyos últimos fulgores se extinguieron, y duerme silenciosa. Hay tanto nuevo en cada beso, hay tanto que arrastramos de antiguo, tanta vida, tanto de gozo, soledad y llanto, tanto de acogedor y despedida, que un beso no es un beso solo, aislado, es una larga historia enmarañada aflorando a un presente arrebatado, que abraza todo, y que no olvida nada.
Los Angeles, 7 de agosto de 2000
Diseño: Carmen Álvarez
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