Bek
Dialogo con mi perro. No es que entienda
ciertas órdenes, gestos o vocablos.
Eso lo entienden todos,
desde su primer grado.
Bek no ha cursado estudios,
mas su nivel es de universitario.
No sólo absorbe cuanto le platico,
sino que me responde, tan…humano.
Dos formas inequívocas mantiene
de expresarse: Los ojos y las manos.
No el ladrido o la lengua,
eso es para los perros iletrados.
Bek me mira de frente,
y acepta mi mirada sin reparos,
y en sus ojos dibuja
cada respuesta, y cuando entusiasmado,
reafirma con sus patas delanteras
sus estados de ánimo.
No es un perro de juegos,
más bien de afectos puros, instantaneos,
con frecuencia exigente,
un más, y más, y más, que no me canso.
Pero qué claridad en sus mensajes,
como si el alma le brotara a saltos
a través de pupilas tan oscuras
flotando sobre círculos dorados...
Sabe tanto de mí, porque si escribo,
percibe, aunque no lea, mis desmayos,
el gozo que me agita,
y el dolor que se clava en mi costado.
Y advierto la alegría en su talante,
y me acompaña a veces en el llanto.
Acostado a mis pies, vigilia o sueño,
eres, amigo Bek, el firme abrazo
que me niega el destino en ocasiones,
la lealtad perdida en el naufragio
de los días perdidos,
mi propia sombra unciéndose a mis pasos.
Los Angeles, 24 de noviembre de 2009
A mi fiel amigo Bek
Un día me iré, amigo;
me iré al lugar oscuro, indefinible,
al que forzosamente caminamos,
y del que nadie consiguió evadirse.
No será deserción, ni desamparo,
por no haber sido mi obra; cada origen
lleva tatuados el lugar y fecha
de su final, con rasgos invisibles.
Estamos programados a la muerte
desde nuestras raíces.
Ese día, esa noche permanente,
tus grandes ojos tristes
me buscarán en el salón, la alcoba,
por la ventana en patios y jardines,
mas sobre todo en este rinconcito
siempre tan nuestro, donde tu yaciste
a mis pies tantas horas,
cuando, soñando amores imposibles,
o reprimiendo lágrimas,
o jadeante de ímpetus de tigre,
generaba mis versos,
genuinos hijos de las más sensibles
fibras del alma y de la piel, surgiendo
como palomas, águilas o cisnes
de esta pantalla conectada al mundo,
en diálogo vital de Eros y Psique,
de espíritu y de carne, idea y tacto.
Amigo mío de ojos de violines,
de insaciable exigencia de cariño
en urgencias y ardor nada sutiles,
forzando la cabeza entre mis brazos,
tú, tan hambriento de caricias; dime
que volverás, aunque sin mí, a este espacio
compartido por ambos y ya libre,
apagado el pc, la pieza a oscuras,
la silla inmóvil, y la superficie
de la mesa desierta de papeles,
los de palabras vivas, y los grises,
enterrados ya en féretros de plástico,
negro silencio para voces vírgenes.
Dime que mantendrás el breve espacio
en que ahora yaces a mis pies, al irme;
mi compañero fiel de tantos años,
de las horas calladas, y felices.
Sabrás, sin duda, que una vaga sombra
te acompaña, a los otros invisible;
y moverás la cola, como siempre,
para darme a entender que no estás triste.
Los Angeles, 14 de enero de 2010
Post mortem
2915 - Bek (I)
Fue todo corazón, fue compañero
de largas horas, a mis pies tendido,
aun bajo el sueño, alerta a cada ruido,
y a nadie, humano o bestia, forastero.
Me lo llevó la Muerte, en su velero
súbito y negro, y el hogar, dormido,
no fue consciente hasta que el estallido
de la mañana iluminó el otero.
Sereno, inmóvil, lo juzgué en su mundo
de fantásticos juegos, vagabundo
por fértiles, utópicas praderas.
Le di su tiempo. Nunca lo despierto
hasta que él me reclama, o cuando advierto
que es hora de surgir de sus quimeras.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
2916 - Bek (II)
Mas no habría esta vez efervescencia
de saltos juveniles, ni premura
de salir al jardín, y vi la dura,
trágica realidad en transparencia.
Me arrodillé a su lado. Mi elocuencia
se limitó al silencio, a la ruptura
de mis ojos en lágrimas. Qué oscura
la mañana radiante en su presencia.
Tan súbita evasión, sin despedirse;
o tal vez fue opcional, porque el morirse
tan de repente abrevia el sufrimiento.
No quiso prolongarme la agonía
de observar su descenso, día a día,
a la sombra, en dolor y abatimiento.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
2917 - Bek (III)
A paso de alazán, de legionario,
como si ágil rival nos persiguiera,
avanzada la noche, en la frontera
del sueño y la aventura, itinerario,
si inalterable, nunca rutinario,
ambos al mismo ritmo, por la acera
de las calles desiertas. Qué manera
de forjar alianzas a diario.
Bek, vinculado a mí por el sendero,
era incontrovertible compañero
sin quien no se concibe la salida.
Y en mutuas, mágicas revelaciones,
redescubrimos múltiples razones
para estar satisfechos de la vida.
Los Angeles, 5 de marzo de 2012
2918 - Bek (IV)
He vuelto a caminar, mi fiel amigo,
aunque sin ti. Tu sombra me acompaña.
Mas el vacío, al fondo de mi entraña,
es soledad que va también conmigo.
¿Marco yo el paso, o soy yo quien te sigo?
Siempre fuimos al par, con esa extraña,
sorprendente cadencia, que ahora engaña,
pues no sé si me incitas o te instigo.
Te percibo a mi flanco, tal que nunca
te hubieras ausentado, y no se trunca
nuestro ritmo de ayer por donde voy.
Compañero de marchas, aún me asiste
tu invisible presencia, y como fuiste
estos últimos años, eres hoy.
Los Angeles, 6 de marzo de 2012
2919 - Bek (V)
Corre, juega en los campos celestiales
que reservara Dios a los que han sido
fieles amigos y han comprometido
sus vidas y entusiasmo a los mortales.
Ni enemigos tuviste, ni rivales;
tú, Francisco de Asís, reaparecido
bajo dorada piel, cuyo ladrido
fue de hermandad a gentes y animales.
Únete al grupo que habitó esta casa,
y que te precedió. Sólo fracasa
quien en la vida no ama a los demás.
Corre, juega, en la mágica pradera
de esa zona de eterna primavera.
Diré tu nombre, y tú lo escucharás.
Los Angeles, 6 de marzo de 2012
2920 - Bek (VI)
Llegan noticias de ella, mi colega,
dejándome su vida indiferente.
Quizá tenga un amante, o se lo invente;
tal vez ardides de añoranza juega.
Me da igual si alardea, finge o ruega;
su regreso esperé, fiel e inocente,
mas no ya; que el amor, amigo ausente,
ni siquiera la muerte lo doblega.
De ti aprendí dedicación y apego,
únicos leños en que el ágil fuego
del querer se alimenta y permanece.
Ahora, sin ti, parecen más vacías
las antiguas palabras, suyas, mías,
pues tu actitud ni es humo ni envejece.
Los Angeles, 7 de marzo de 2012
2921 - Bek (VII)
Te converso en voz baja en mis andares,
en soledad de ti, sin ser oído
de extraños transeúntes. No hay gemido
bordando mis palabras, ni hay cantares.
Es sólo intimidad; las familiares
frases de siempre, de las que han huido
tonos declamatorios y el sonido
de exaltación que rige en los hogares.
He comenzado, amigo, a referirte
mis cuitas e intenciones, y a reunirte
de nuevo, por la fe, con tu patrón.
Pues aunque te hayas ido, sobrevives
a mi lado y en mí. Ven, no te prives
de prorrogar tu vida en mi adopción.
Los Angeles, 7 de marzo de 2012