A la espera de la muerte
“Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir,
porque el placer de morir
no me vuelva a dar la vida”.
(Teresa de Jesús)
Ay, cómo tarda esta muerte
que me ronda y no me llega;
cómo avanza y se repliega,
cómo juega y se divierte,
y se ofrece, y no se entrega.
Ya cansada de bregar,
cubierta de cicatrices,
siento secas mis raíces,
y sólo ansío volar
hacia campos más felices.
Concluye esta servidumbre
que al alma en el cuerpo encierra;
si mis pies son de la tierra,
ya han alcanzado la cumbre
más crecida de esta sierra.
Llégate, muerte, y extiende
en torno de mí tu abrazo;
que no hallarás el rechazo
de quien hostil se defiende
a yacer en tu regazo.
Llégate, que esta espera
nadie obtiene beneficio;
es el momento propicio:
Concluída mi carrera,
completado mi servicio.
Madrid, 12 de abril de 2001