Brevería 1215
Cada vez que te sueño, cada vez, toda vez,
suprimo la distancia, creándote a mi lado;
se me alberga en la mente la íntima insensatez
de que nunca has venido, que nunca te he soñado,
porque te he hecho tan mía que no has estado aparte,
eres casi yo mismo, bajo mi piel te agitas;
por eso ni te añoro ni tengo que esperarte,
tú, mi sueño dorado, que en mis sueños habitas.
664 - Tu silencio
Puedo, al mirarte, ver los pensamientos
que tú misma aún no sabes que has tenido;
en ti he estado en tal modo sumergido
que sé desde el tejado a los cimientos.
He visto gozo, sueños, desalientos,
y te he visto en el miedo aún no vencido;
por mi alborozo tu alegría mido,
por mis desolaciones, tus lamentos.
Tu rostro me habla si tus labios callan,
y en tu quietud unánimes estallan
rojos ocasos, pálidos albores.
¡Qué silencio sensual tan elocuente!
Te escucho desde el centro de tu mente
y oigo en tu piel redoble de tambores.
Los Angeles, 13 de agosto de 2002