Brevería 1088
El cielo, la ciudad, el aire, el río,
cuanto me toca, veo, absorbe, llama,
no suscitan en mí el escalofrío
que tú desatas junto a mí en la cama.
Ciudad desierta, cielo encapotado,
aire intangible, río que separa...,
como si fuera mío, está a mi lado,
mas sin rozarme, como tú, la cara.
El arpa
Abrázame, mujer, con la ternura
del suave amor que sólo vive en sueños;
reclina la mejilla en mi columna,
bésame con tu pelo.
Desliza sobre el muro de mis cuerdas
la magia delicada de tus dedos,
dando voz a la oculta melodía
dormida en mi silencio.
Y al destrenzar mis notas, el tumulto
de sonrisas que arrancas y te ofrezco
pondrá en la curvatura de mi espalda
dulce estremecimiento.
Cierra los ojos, dame tus caricias,
y yo he de darte un canto siempre nuevo,
y un temblor en la piel que ha de agitarte
con cierto desconcierto.
Los Angeles, 4 de noviembre de 1997