Brevería 1232
Alguien un día recogió la mies
que sólo había para ti granado;
y tú, Rut de mis páramos, después
espigaste en el campo abandonado.
Una por una, dos a dos, o a tres,
cada espiga era un sueño aún no soñado,
y hoy vengo, espigadora cenicienta,
a implorar cada sueño que en ti alienta.
1058 - Vengo
Vengo hacia ti como la luna llena,
de tantas fases y rodar cansado;
vengo, torrente exhausto, apaciguado,
que por ti sólo su ímpetu refrena.;
vengo, león que agita su melena
y se acuesta pacífico a tu lado;
vengo, marea blanquiazul, lanzado
sobre el regazo suave de tu arena.
Vengo de cien caminos y vertientes,
alma y cuerpo agotados y dolientes
de los injustos golpes de la vida.
Vengo sin pretensión, sin ambiciones,
con una alforja llena de canciones,
y ninguna es canción de despedida.
Los Angeles, 20 de marzo de 2004