15 - Invitación
Tendida sobre el borde de la cama,
Colgaba la ondulante cabellera
Como en profunda catarata fiera,
Que el rojo vivo de pasión derrama.
El intenso mirar de ardiente llama
Dulce y provocativo y firme, era
Como una invitación tan a la espera
Que esperar fuera insulto hacia la dama.
La miré, me acerqué y a sus mejillas
Tendí las manos con temblor ligero,
Percibiendo en su cuerpo un sobresalto.
Sonrió, la besé, vi sus rodillas
Abrirse como rosa en el florero,
Y me dejó tomarla por asalto.
Los Angeles, 6 de agosto de 1997
Me recorren tus ojos
Me recorren tus ojos
a pasos breves, silenciosos, lúbricos,
como si el viento, si la luz, tuvieran
pies desasosegados y desnudos;
penetras en los poros de mi carne
robándome la sangre, me haces tuyo
al mismo tiempo que me perteneces;
estás hecha de férvidos impulsos;
eres río en descenso inevitable
sobre mi mecanismo más oscuro,
dispersando humedades,
alzando surtidores en tu rumbo;
sobre tus hombros los sauzales mecen
su ramaje de plácidos murmullos;
son tus senos dos lunas temblorosas,
y danza en tus retinas el crepúsculo;
me hablas en clarinete y violonchelo,
cálida voz de trovador nocturno,
como una mano que apresar pudiera
almas de vagabundo;
lenguaje sin palabras,
con la elocuencia del discurso mudo;
y al fondo de tu entraña,
pareja uncida bajo el mismo yugo,
un calor animal insatisfecho,
y un casi virgen corazón maduro.
Los Angeles, 8 de febrero de 2005