Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Erótica
Brevería 1392
Todo lo diera, el mar azul, el cielo, mi vestido de gloria y luz, las rosas, el contrato a que aspiran las esposas, la libertad de la gaviota en vuelo, por alcanzarte un mes, una semana, y entre mis manos exprimir tu vida; aunque me asesinara tu partida al clarear de la última mañana.
Casadita
“Yo me era mora, moraima, morilla de un bel catar: cristiano vino a mi puerta, cuitada, por me engañar.” (Romancero)
Casadita soy, casada, en dorado cautiverio, que en los brazos del esposo sueña con amor ajeno. Ay cómo duele en el alma cada abrazo y cada beso cuando el cuerpo se doblega yendo libre el pensamiento. Ay cómo a la lejanía cada anochecer regreso, sólo en fragancia vestida, flotando al aire el cabello, en ofrenda de caderas, y de muslos, y de senos. Amante, tan inmediato que te absorbieron mis huesos, y tan distante que nunca logran tocarte mis dedos. Amante, que tantos años te esperé, como te espero, sólo enteramente mío cuando dormida te sueño. No sé si hubo en ti honradez, o si hubo en ti fingimiento, pero sin llegar llegaste, y sin tenerte te tengo. Y el día, clara sonrisa, la noche, oscuro silencio, destellos de primavera, melancolías de invierno, todo fluye en mudo llanto, canta en amargo lamento, viendo un cuerpo equivocado al otro lado del lecho. ¿Quién yace a tu lado, dime, deshojándose en requiebros, revistiendo los suspiros en la humedad de tu aliento? Ay, cómo se va la vida tan veloz, mientras el tiempo cabalga semidormido sobre tortuga de viento, remolcando tu llegada. ¿Y vendrás? Mira que espero sin preguntas, sin promesas, sin exigencias, sin ruegos. Ven, mi carabela de oro, a fondear en mi puerto; aunque debas levar anclas, y hacerte a la mar de nuevo.
Los Angeles, 15 de junio de 2000
Diseño: Carmen Álvarez
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