1910 - Pedestal Nº 5
A martillo y cincel nació la diosa,
y se fraguó su desnudez serena
bajo el mármol quebrado, que cercena
estrato a estrato mano prodigiosa.
Y fue estatua tan fría como hermosa,
como nube, distante; tan ajena
a roces y miradas, como arena
indiferente al agua que la acosa.
Una mujer se le abrazó; gemía
por su amor, por su tacto, sinfonía
de impulsos lésbicos desafiantes.
Se humanizó la diosa, y encendida,
saltó del pedestal, y ahora es su vida,
ni mármol ni inmortal, carne de amantes.
Los Angeles, 10 de julio de 2008
Aire lésbico
De igual a igual, los mismos atributos,
sin complementos en que dos encajan,
y en rechazo de las diversidades,
ven a mí, compañera, amante, hermana.
Soy tu reflejo, un cuerpo igual al tuyo,
y quizá tu alma vibre como mi alma,
abrazando el impulso paralelo,
repudiando el dominio de la entrada.
Ven a mí con amor de superficie,
no amor superficial, ni amor de esclava;
y haz resurgir a esta mujer oculta
con tu mano de luna delicada.
Tú sabes dónde duermen las caricias,
y tienes el poder de despertarlas.
Que ellos hagan la guerra, o que se embriaguen
abatiendo los ciervos en la caza.
Tú y yo debemos aguardar su vuelta
y mantener en el hogar la llama.
Alza llenas las ánforas, y olvida
la rigidez violenta de la espada.
Entra en mi hogar, descansa junto al fuego,
cierra la puerta, baja las persianas,
dame la intimidad de tus latidos
la humedad de tus labios, tus palabras.
Rumor de versos sáficos emerge
del estribillo de canción lejana;
y hasta las aves cantan sus amores
de dos en dos ocultas en las ramas.
Ven a mi abrazo, amante y compañera,
dame la mano, y con la mano el alma.
Los Angeles, 4 de febrero de 1999