Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Erótica
Brevería 1927
Tengo las manos prestas, y en temblores, no ya de timidez, mas de impaciencia; son dos desasosiegos, dos clamores, acunados en ráfagas de urgencia; dos olas mansas, dos abrasadores chorros de fuego en fiera turbulencia; dos zarpas suaves para subyugarte a flor de desnudez, parte por parte.
Mujer de cuarenta
Ha llegado una nueva mujer al vecindario, dos hijos y tres perros, y un marido elusivo; la mujer, de cuarenta, tiene cierto atractivo; tomo nota de entradas, de salidas, de horario. La mujer, de cuarenta, camina con la airosa, sosegada cadencia de quien no tiene prisa; sabe mirar de frente, y esboza una sonrisa que atraviesa la calle. Parece casi hermosa. La mujer, de cuarenta, tiene cintura breve, firmes senos redondos, caderas ondulantes… ¿Cómo pude mirarla sin llegar a ver antes la exquisitez y el ritmo con que al andar se mueve? La mujer, de cuarenta, se me va apoderando de una zona del alma, y un rincón de la piel; en sus labios de grana y en sus ojos de miel parece haber un brindis que se va insinuando. La mujer, de cuarenta, se ha tornado en marea que ha invadido mi playa; la miro cada día directa, intensamente, y ella me desafía manteniendo la vista, como quien lo plantea. La mujer, de cuarenta, me ha invitado a su casa. El marido, al trabajo, los niños en la escuela. Y en alcoba de espejos al fin se me revela su desnudez espléndida, que me envuelve y abrasa.
Los Angeles, 14 de octubre de 2008
Diseño: Carmen Álvarez
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