1197 - Dualidad
Me ha visitado el ángel de la idea,
y el ángel del sentido me ha tocado;
en la balanza estoy equilibrado,
pero el mundo a mis pies se tambalea.
A veces pienso, y al pensar, flamea
etérea luz desnuda de nublado;
a veces siento, abriéndome el costado,
espada que en la herida se recrea.
Cerebral y sensual, encrucijada
del libro abierto y de la tibia almohada,
del hombre erguido y de su horizontal.
No escogeré; prefiero la amalgama
de furia y de razón sobre la cama,
del intelecto y de la bacanal.
Los Angeles, 28 de diciembre de 2004
Mi ángel
Hay ángeles radiantes, y hay ángeles oscuros,
hay ángeles de fuego, y hay ángeles de frío,
unos alzan barreras, otros derriban muros;
¿cómo será, entre tantos, el que se dice mío?
Anoche en el silencio percibí un aleteo;
pudo ser uno de ellos, o tal vez fue la brisa
meciéndose en las ramas con leve balanceo;
y sorprendí en mis labios la flor de una sonrisa.
Luego cesó la calma, y amotinóse el ruido,
se adormeció la luna, voltearon los vientos,
y acuchilló la sombra la daga de un aullido,
sacudiendo mi espíritu en sus propios cimientos.
Y ya no sé si el ángel que al lado me acompaña
es la dulce figura de bondad y candor,
o la siniestra imagen que blande la guadaña
con el feroz instinto del exterminador.
Los Angeles, 15 de junio de 2000