Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Erótica
Brevería 1313
Mis mejores poemas son escritos a mano, por dos palmas en llamas, diez plumas elocuentes, sobre el pálido folio de un organismo humano que responde a mis versos íntimos, sugerentes.
Fue una mañana
Fue una mañana limpia…, literaria. Su rostro era exigencia de soneto, y yo le eslaboné, largos, carnales, catorce besos de la frente al cuello. Se los improvisé, sin detenerme a recibir inspirador aliento de las musas. Su códice temblaba a cada ráfaga de verso inédito. Quiso más poesía, y le imprimí una octava en cada seno, rimas alternas completando círculos en torno a los pedúnculos erectos. Y hube de repetir las trayectorias concéntricas y mansas verso a verso. Se le antojó la brevedad sencilla de un pareado sobre el vientre, viendo en ascensión la alondra del lirismo, y en progreso la sierpe del deseo. Y lo escribí con mano temblorosa, y con labios de pétalos. Y me rogó un poema interminable, como las epopeyas que escribieron los rapsodas de ayer, para sus muslos súbitamente abiertos. Y lo empecé en cronología inversa, alargando la historia, a paso lento. Fui recorriendo siglos y paisajes, cada cual más distante, más espléndido, de los ríos de luz a las cavernas, del alto páramo al desfiladero. Llegué por fin, febril y sudoroso, milenio tras milenio, al umbral palpitante de la vida, en la cuna del tiempo, cuando un árbol prohibía sus manzanas, y una mujer rompía el mandamiento. Siempre desarrollando mi poema, siempre a golpes de verso. Percibí sus primeras pulsaciones y exploré sus misterios. Seguí avanzando por su mundo oscuro, y llegué a ver formarse el universo en cósmica explosión. Aún en mi oído llevo su resonancia y su recuerdo… Fue una mañana como viera el mundo hace tantos milenios.
Los Angeles, 27 de julio de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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