Brevería 1806
Guárdame en tu presente, no me lleves
oculto en el baúl de la memoria,
que ésta pierde matices y relieves,
quedando sólo sombras de una historia.
El recuerdo es visión de lo perdido,
panorama de líneas imprecisas;
yo quiero ser la voz en tu gemido,
fuego en tu piel y origen de tus risas.
Visión
Vi tus ojos, dos ríos inmensamente largos,
que inician nuevos cauces en mi paisaje interno;
de sus aguas degusto sabores dulceamargos,
su corriente me arrastra, por ellos me gobierno.
Vi tus brazos, dos ramas que vinculan y amparan,
espacio del reposo, venero de temblores;
expresan en silencio, y en tumulto preparan
esa calma segura que excluye los temores.
Vi tus senos, destino de trémulos contactos,
exhuberantes rosas en plena floración;
donde acciones de infante se transforman en actos
de madurez sedienta, de sexo y corazón.
Vi el yugo de tus muslos sobre mi cuello uncido
para labrar la tierra sedienta de cosecha;
como hábil campesino que cae desfallecido
sobre la húmeda greda que su semilla estrecha.
Y viéndome en los ríos, colgado de las ramas,
deshojando las rosas, arrastrando el arado,
sentí en mi entraña un brío que, reventando en llamas,
dejó en tu propia entraña cuanto yo soy, clavado.
Los Angeles, 10 de junio de 2002