Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Erótica
Brevería 1741
A veces a mi playa se remontan tus olas, eres fuerza serena, húmeda y persistente, eres canción de viento, rumor de caracolas; ¡qué elevación la tuya aun junto a mí yacente. Y a veces agresiva contra mi acantilado, rebotando el armiño de tus olas más negras; oh, tormenta desnuda que en avance arqueado me tomas por asalto, y al fin te desintegras.
Por asalto
Las manos, antes cobardes, han adquirido firmeza, los ojos miran de frente, y hay un temblor en las piernas de vibraciones extrañas que bajo la piel navegan. Toca el instinto a rebato si las rodillas se besan, y al acecho el atacante mantiene la espada enhiesta. Hierve en deseos el aire, sobre la desnuda tierra, y narcisistas se miran los olmos de la ribera con temblores de reflejos en la superficie tersa. “No me hieras a mandobles, que no vengo en plan de guerra; traigo rendición firmada, entra en mi ciudad abierta. Si prisionera me quieres, no me hagas tu prisionera, atraviéseme tu espada, que es mejor que tus cadenas.” Revuelo de manos tibias bajo la ropa ligera, interpolación de muslos resbaladizos que encuentran cabalgada intermitente en interminable fiesta. Difícil determinar si entrar en la fortaleza debe hacerse por asalto, o bien cruzando la puerta; o a través de la muralla, con su portillo y su grieta. Rígido avanza el guerrero, asalta, cruza y penetra, espada vibrante, erguida, domina, ocupa, sujeta. Trae la paz una sonrisa, y se prepara otra guerra.
Los Angeles, 31 de julio de 1999
Diseño: Carmen Álvarez
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